Pasan Caines por el mundo,
dejan rastros de orgullo,
desconocen los consejos del sabio,
se pierden en su laberinto;
despiden resentimientos al andar.
Se intoxican;
no soportan que el cariño de sus seres amados
escape hacia otros.
Nada los convence;
ni el universo entero cambia su parecer.
Su inflexibilidad atrae la locura,
despierta al tigre en su corazón.
“Duerme felino,
desgracias vendrán”.
Ruge el mar embravecido,
de sus olas nace Judas;
no hay límite para su furia.
¡Aléjate paloma
o el diluvio te arrastrará!
Si tu paz es insuficiente,
y no ancla en buen puerto,
trasciende su honra;
se glorifica en la eternidad.
A dos manos con
Nur Tatiana Rodríguez Barguil