SENTIRES

Autor:    Enrique Arroyo Villegas

Enrique Arroyo Villegas


PAPELES DE MALLORCA - HA PASADO MUCHO TIEMPO


 

Elisabeth improvisó su taller de arte en un piso cercano a la Catedral, y adelantada a su tiempo deconstruyo papeles, recortando perfiles que colocados en distintas posiciones ante la luz proyectaban sombras abstractas. Y lo llamó Sombras y luces, como podía haberlos llamado Guerra y paz.

 

Manolo Momo, su amigo, la animó a montar una exhibición en la galería Cuatro Gas (Cuatro gatos) —el viejo nombre de la popular galería de Barcelona.

 

Miguel Sagrera le hizo construir los marcos cromados impolutos preservando todo con metacrilato; era una burla al arte de Elisabeth, conceptual y pobre, a su amor por las exhibiciones en las calles de California, improvisadas y efímeras.

 

El programa lo escribió Trino Través con algunas bellas palabras, comparándola con lagartijas tomando el sol.

 

La crítica la destrozó, tildándola de aficionada ama de casa.

 

Privaba en ese tiempo el desgarrador arte de Miralles o Tàpies; a nadie se le hubiera ocurrido trazar siluetas geométricas a golpe de cutes sobre láminas de papel blanco y luego doblarlas lentamente como la mente de la artista, más próxima a Nietzsche que a Schopenhauer.

 

Sombras para observar, para pararse a pensar.

 

Más tarde, 30 años después, en la Pelaires, la galería más prestigiosa de la ciudad, he visto reproducida la idea de Elisabeth de la mano de un prestigioso artista extranjero. He comprobado con mis ojos cómo las gentes se paraban a observar cada cuadro y cómo los sentían.

 

Una vez hablando con ella sobre el arte tosco de los pueblos aymaras en Tiahuanaco, me decía que, dentro de mil años, si alguien pudiera tener acceso a la obra picassiana, pensaría que éramos decadentes, que no sabíamos pintar o esculpir, y que los dioses eran representados, esquemáticamente, por unos pueblos adelantados que sabían de ingeniería más que el nuestro.

 

“Mirad la balsa que representa al Cacique que va a bañarse recubierto de oro en el lago, la que está en el Museo del Oro de Bogotá, cuánto parecido existe entre esa y el moderno arte del siglo 21”.

 

Elisabeth vio por última vez las estelas de Tiahuanaco en un silencio casi de oración. Y es que Sombras y rayos o luces, no recuerdo el título, significaba algo más que la belleza visual del arte, significaba el espíritu oculto a los demás de sus propios pensamientos.

 

Ha pasado mucho tiempo… y la recuerdo.

 
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