Autor:   Salomón Blanco

PROMESAS DE FIN DE AÑO Y ACLARACIÓN

PROMESAS DE FIN DE AÑO Y ACLARACIÓN

Las siguientes recomendaciones las doy hoy, no porque desee incursionar de guía espiritual, sino porque me han funcionado sin proponérmelo, y que mejor que compartirlas con ustedes que amablemente leen y comentan mis columnas, y que una que otra vez hasta me recuerdan el oficio de mi madre, no porque sea el que le indilgan, sino porque se parece fonéticamente al que ella ejerce, aunque en el fondo, más no en la práctica, sea lo mismo; mi madre es Trabajadora Social egresada de la Universidad Simón Bolívar de Barranquilla, no trabajadora sexual en la Plaza de Bolívar de la misma ciudad, y hace unos años vive en Montería.

Aclarado el tema familiar, mis recomendaciones para este año son las siguientes:

1.)  No se prometa nada. Es una maña antigua como la conciencia. Eso de: mañana seré mejor que hoy, pronto leeré los libros que engaveté hace meses, dejaré de gastar tanto y ahorraré más, el próximo año demostraré todo el potencial que tengo guardado, dejaré esta relación que no me produce nada, seré mejor padre, estudiaré más, etc, etc. Acéptese, es usted un pavo más en el galpón a la espera de la muerte; un día lo rellenarán por el culo con legumbres, zanahorias, arroz y brindarán en torno a sus deliciosas carnes que por primera vez convocaron un motivo digno.

2.)  No mire su entorno. Esta práctica se acrecienta en épocas de fin de año. Los amigos se reúnen, se toman unos tragos y comienza el arqueo de caja: Julito compró carro y pagó la cuota inicial del apartamento; Andrelo se gana 5 millones y no tiene tiempo ni para salir; Marcia se hizo la lipoescultura, debe estar saliendo con un traqueto; José cada vez está más flaco, pero sus hijos estudian en ese colegio tan caro; Rubielito sigue solterón, debe ser gay. Yo por lo menos aún tengo cabello,  no me ha crecido la panza y voy a hacerle una entrada independiente a la casa de mis padres, como un aparta-estudio. Si usted es de los que piensa así, imagínese lo que pensarán de usted.

3.)  No se afane. Ya sabemos lo que dicen del afán y es muy cierto, estos tiempos tienen dueño y si usted se ha visto reflejado en los puntos anteriores, se dará cuenta de que su porcentaje en la sociedad es inferior a cero. Así que si ha hecho maromas para subirse al tren de la modernidad, no se canse, trate de abrir su mente y practicar yoga, hay buenos cursos gratuitos en el youtube, en PDF.

4.)  Oriflame y/o Zrii. Creo que tenemos suficiente con las sectas de “Pare de Sufrir”, las revistas de “El Man Está Vivo” y “Jota Mario”, como para meternos a vender productos piramidales. Los que se apropian de este modus vivendi, además de cambiar su rictus, renuevan el ropero, compran una moto y atacan con el siguiente pensamiento: “Ustedes son los esclavos del Siglo XXI, yo no tengo horario y me siento mejor.” Estos nuevos seres poderosos, arrolladores, cuya frase  de combate ha recorrido el continente como un virus zombi, no se han tomado la tarea de pensar en los hindúes que  subyugan para fabricar las baratijas que venden.

5.)  Disfrute su soledad. Si lo acosa una sensación de molestia, porque sus amigos se casaron y la vida familiar no los deja reunirse con usted, porque no le alcanza el dinero para hacer vida social los fines de semana, o se siente muy viejo para mostrarse como un muchachón desinteresado en cuanto bar abran por ahí; tranquilo, piense en el lado positivo. Al ver que menos gente se pasea a su alrededor ahorra dinero en cumpleaños, en cerveza, ahorra disgustos y risas falsas, ahorra favores y se fuerza usted a hacer las cosas por sí mismo. Esto lo ayudará a ser mejor persona y a tener más tiempo libre para llevar a cabo sus objetivos: bajar la panza, mostrar una sonrisa verdadera cuando lo amerite, pagar las cuotas de ese carro tan deseado, arreglar el frente de su casa, visitar al odontólogo y subir por fin al tren de la bienaventuranza. Claro que cuando lo logre no tendrá mucho público al que pueda mostrarle su grandiosa hazaña.