SENTIRES

Autor:   Salomón Blanco

Salomón Blanco


ABORTO, HOMOSEXUALISMO Y DROGAS


ABORTO, HOMOSEXUALISMO Y DROGAS


Siento cierta apatía por muchas cosas, se habrán dado cuenta que no soy buen ser humano, pero la mayoría de mis escritos, incluyendo estos artículos, van cargados de una leve esperanza que yo mismo no entiendo.

Ahora que me sincero un poco con usted caritativo lector, le pregunto ¿Por qué carajos protesta?

Espero que hagamos buen ejercicio del acto comunicativo y dejen sus inquietudes por Facebook, twitter o por la página de esta amable editorial que nos ha brindado un espacio para expresarnos.

Creo, y digo creo porque no voy a plantar verdades absolutas, que usted protesta para no parecerse a personas como yo, que despotrican de todo lo habido y por haber, que no creemos en la banalidades ni en las indignaciones mediáticas muy populares en estos tiempos de las redes sociales.  

¿Ustedes creen que sentados frente a su computador van a cambiar el mundo? Vayan a que se los trague la tierra porque no es así; sin embargo el fresco que sienten nuestras almas al opinar sobre un tema nos aprueba pretender que no estamos vivos por azar.

¿Ustedes que marchan por los homosexuales, creen que de verdad su grito enfurecido es útil para la sociedad? ¿Ustedes creen que una sociedad que pelea por los derechos de las mujeres merece respeto? ¿Ustedes que apoyaron de todo corazón la primera campaña de Obama, porque los negros también pueden, creen que se han ganado una esquirla de cielo? Ustedes son, además de retrogradas, pendejos, como esta colectividad.

Las protestas no deberían existir y usted no debería fatigarse. Lo único que hacen este tipo de manifestaciones es que la contraparte, los misóginos, racistas, homofóbicos, refuercen su odio y alisten sus armas, que se sientan apabullados por la multitud que a coro los rechaza, y terminen, en medio de su soledad y acongojo, llevándose a golpes al primer indio que les pase en frente.

Somos personas y eso es lo único que de verdad importa, a nadie le interesa lo que hace el hermano varón en la comodidad de su cama. Ningún color de piel me ha maltratado los ojos ni me ha robado un peso, ninguna mujer ha tomado decisiones menos importantes que la suya o la nuestra. Hay mujeres tontas y machos muy mentecatos. La violencia contra la mujer debería ser repudiada por igual a la violencia contra los hombres; una persona que se deje maltratar una vez es víctima, pero una persona que se acostumbra al maltrato es un imbécil, a esos deberíamos juzgarlos también.

Una sociedad donde se prohíba algo es una sociedad enferma y ésta es una carrera que están perdiendo las instituciones educativas que son el primer foco de drogadicción y sexo. Ahí aprendimos todos a llevarnos los primeros tragos a la boca, ahí conocimos los primeros compinches, unos se fueron por los vicios y la rumba, otros nos fuimos por los libros y la noche. Cualquiera que fuera el camino siempre hubo excesos, de esos excesos llegaron los problemas.

Prohibir no es el camino, protestar no es el camino. Abortos habrán los juzguen o no, drogadictos habrán legalicen la droga o no. ¿O es que se ha reducido el alcoholismo desde la época de Al Capone?

Los hogares deberían tomarse en serio la tarea de enseñar a sus hijos a discernir sobre qué quieren para sus vidas, dar lección de cómo afrontar sus líos y resolverlos, dejarles disfrutar los amores y los fracasos, y no ver como un dolor de cabeza el tener un hijo homosexual si por más machito que sea usted no va a estar ahí para salvarlo del miedo cuando se le desnude una mujer, tampoco va a estar ahí cuando quiera entregarle su cuerpo a otro hombre, y tampoco va a estar ahí cuando alguien le ofrezca una bolsa de cocaína.

Los valores y el respeto que usted le enseñe a su hijo van a estar ahí para ayudarlo a comprender si acepta o no el camino al infierno.

 
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